Capítulo 376
Darío echó un vistazo a las cosas puestas sobre la mesa, y aunque estaba un poco conmovido, siguió hablando: —No hace falta, gracias.

—Usted es el abuelo de Sabrina. Es mi honor. —dijo Francisco.

Darío se burló: —¡No lo quiero!

—Abuelo. —Sabrina se abrazó al brazo de Darío.

Al ver a su nieta, Darío se volvió más amable, diciendo: —Sabrina me dijo que tienes algo que decirme, dilo, ¿qué es?

Francisco miró a Sabrina, luego se puso recto y habló con sinceridad: —Señor, en realidad vine hoy a proponerle matrimonio.

Darío se puso rígido, «¿Qué?»

Francisco continuó: —Sabrina y yo estamos enamorados y espero que me dé permiso para casarme con ella.

Darío puso el café con fuerza sobre la mesa, —¡Ni en sueños!

Estaba muy dedicido.

Francisco se encontró con el enfado de Darío pero no tenía miedo, —Señor, soy sincero con Sabrina.

Darío dijo fríamente: —¿Quieres casarte con Sabrina? ¡Imposible!

Sabrina se puso molesta, —Abuelo, ¿cómo...?

Darío la interrumpió, —Sabrina, ¿qué me prometi
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