Francisco creía que Sabrina volvió a verle para hablar del proyecto de periferia norte.
No la recibió porque no quería oírla hablar de un trato. Le haría perder el control de sus emociones y sentir que su relación era sólo un trato.
A Francisco le preocupaba más no ser capaz de controlar sus emociones y hacerle daño.
En su vida, Sabrina era la única que podía afectar a sus emociones. Siempre que se enfrentaba a ella, no podía controlar sus emociones. Cada palabra de ella podía afectar su alegría y su ira.
Al ver que Francisco no dijo nada, Hernán se volvió aún más curioso. Se burló de Francisco, —¿Qué ha vuelto a hacer algo raro Sabrina?
Francisco calló un momento y dijo: —Aceptó mi confesión.
Hernán lo felicitó alegremente, —¡Qué bueno!
«¡Por fin están juntos!»
Francisco se quedó en silencio.
Abajo, Sabrina escuchó lo que dijo Sofía y se enfureció.
Pensó en eso toda la noche y finalmente se dio cuenta por qué Francisco estaba enojado.
«Entendió mal la razón por la que acept