Mundo ficciónIniciar sesiónPunto de vista de John
Cuando el novato y yo llegamos al sitió, lo primero que noté fue el aroma más delicioso que jamás había olido en mi vida, olía a chocolate y canela. Pero no sabía a quién pertenecía, intentando concentrarme noté que efectivamente había tres autobuses escolares estacionados, y una patrulla estacionada adelante. No había ningún patrullero, pero si estaban los coordinadores del viaje. —Buenos días, soy el sargento Black. ¿Con quién tengo el gustó? —pregunté. —Soy la directora Harper. Y ellos son mis coordinadores, Nora, Alex y Ana. Pero el incidente ocurrió en el autobús de Nora y debo decir que mi hijo es uno de los implicados. Mientras tomaba la declaración de la coordinadora Nora, envié a mi novato a verificar al sospechoso. Estaba seguro que ese aroma estaba en ese mismo autobús, la cuestión era que habían puros estudiantes. Una vez que terminé con la declaración. Pedí tomar las declaraciones de los estudiantes e incluso la denuncia de la joven perjudicada. Mi sorpresa fue que justo la chica que iba a declarar era la dueña del maravilloso aroma, la sangre que recorría sus venas despertó en mi una sed, que creía controlada desde la primera noche del resto de mi vida, mi cuerpo muerto cobró vida y mis colmillos comenzaron a hormiguear. Lo que hizo que una ira descomunal contra el sospechoso creciera en mi. Pero ya me haría cargo de esa basura. Algo más que noté, es que parecía tener novio. No me agradaba la idea, pero me alegró que tuviera las pelotas para defenderla. Y aunque me molestaba mucho lo que intentó hacer ése animal, supe de inmediato porque se fijó en ella. Realmente era imposible no hacerlo, era llamativa, todo de ella era preciosa, era una extraña combinación entre tierna y rebelde, era perfecta. Pero era diferente, parecía vampiro como yo. Pero a la vez sentía algo más, sin duda era poderosa. Y tendría que esperar para saberlo. El muchacho, que creo que es su novio, también es sobrenatural y ya sabía en que se convertiría. Sabía que ella era la razón de mi repentina necesidad de venir. Sin duda estaban cerca de los dieciocho, ya que podía notar el cambio en cada uno, a decir verdad con mis agudos sentidos sabía que en estos autobuses habían varios que serían sobrenaturales. Debía controlarme, seguía siendo menor de edad y esa era una línea que jamás cruzaría, ni siquiera por mi alma gemela. Aunque no podía saberlo con certeza, no hasta que ella atraviese el cambio, y pueda reconocerme si es que estamos destinados. Pero sabía que sentía una conexión conmigo, al escuchar su acelerado corazón de solo verme. —Señorita, se que esta en shock pero si puede por favor concentrarse para poder ayudarla. —le hablé lo mas profesional que pude. El chico por otro lado parecía tenso, celoso, como si quisiera marcar su territorio, pero se contuvo. —Ehhh.. si oficial, yo... —dijo en un susurro que por supuesto escuché. —Sargento —la interrumpí. —Si sargento, lo siento. Yo, eh... parece que no puedo coordinar —respondió nerviosa y sus mejillas se tiñeron de un hermoso tono rosa. Comenzó a darme su declaración, aunque al parecer había cosas que no recordaba bien. En cambio el chico si me dio todos los detalles. —Afortunadamente el no era un policía real, o estarías con cargos por agresión a un oficial. Pero me alegro de que defendieras a tu novia... —No soy su novia —me interrumpió ella. —Oh lo siento. Yo solo supuse, pero me equivoqué obviamente. —dije más feliz de lo que pretendía. Voltee para hablar con la directora, debía enfocar mi atención en otra cosa. Me estaba costando mi cordura controlar la sed y las ganas de probar su sangre— en fin ya revisé que todo estuviera en orden pueden seguir con su viaje, aunque los escoltaremos durante su viaje escolar por la seguridad de tantos adolescentes. —Me dirigí a la directora. Aunque la verdadera razón era ella.






