Al escuchar esas palabras, Luna se quedó sorprendida por un momento, y Clara lo notó enseguida.
Después de un segundo, Luna sonrió. —Hermano, estoy tan feliz de que puedas pensar así. A partir de ahora, prométeme que no intentarás suicidarse. La última vez me preocupé mucho.
—No te preocupes, ya he comprendido el valor de la vida. No volveré a hacer tonterías.
—Doctora, realmente eres genial. En solo una semana, mi hermano ha mejorado mucho.
—Señorita Suárez, eso es exagerar. La mejora en el estado del señor Suárez se debe a su amor y apoyo como familia. ¿Qué puedo hacer yo?
—Doctora, siempre eres tan humilde.
No sabía si era una ilusión de Clara, pero sentía que Luna la miraba de una manera significativa.
Desde el momento en que Luna apareció, Aurora casi no se separó de Clara. Sus ojos verdes la observaban atentamente mientras Luna estaba presente.
Una vez que Luna se fue, Aurora dejó de estar en alerta.
Desde la terraza, observó cómo el auto de Luna desaparecía en la distancia.
Maña