—Madrina, ella no lo explicó claramente, ya se había divorciado hace mucho tiempo.
Gisela agarró directamente la oreja de Ezequiel. —¿No ves que la chica no te quiere? No importa si está divorciada o si tiene hijos, eso es solo una excusa. Dime, ¿la obligaste a venir aquí?
Clara no pudo contener la risa. No esperaba que Ezequiel, que no tenía miedo de nada, también tuviera sus puntos débiles.
—¡Madrina, suéltame, suéltame!
—Chica, cuéntame, ¿él te obligó a venir aquí? Voy a encargarme de él por ti.
Clara sonrió levemente. Sabía muy bien que Ezequiel solo tenía respeto por la anciana. Aunque descubriera la verdad, como mucho reprendería a Ezequiel con unas palabras.
Y con el temperamento de Ezequiel, si realmente siguiera las palabras de la anciana, no habría traído a Clara consigo sin ninguna precaución. Estaba claro que estaban juntos en esto, y la otra parte también quería que él encontrara una esposa.
Probablemente estaba muy alegre en secreto ahora, ¿cómo podría realmente ayudarla?