Jairo vaciló, encontrando difícil articular sus palabras, pero Clara no insistió y retiró su mano de la suya.
—Si te resulta incómodo, no hace falta que digas nada. Vamos a comer. Tengo que volver pronto.
—Clara, yo...
Como si hubiera tomado una decisión importante, Jairo continuó hablando: —Clara, tengo un amigo que forma parte de una organización secreta. Recientemente, recibió una información.
—¿Una organización secreta? ¿Qué es eso? —Clara fingió inocente.
—Es algo parecido a una organización mercenaria internacional. Realizan cualquier tipo de tarea por dinero, como asesinatos.
—¿Asesinos a sueldo? —Clara pareció recordar algo desagradable y su rostro cambió por completo.
—No tengas miedo —Jairo sabía que el nacimiento prematuro de esa noche se convirtió en una pesadilla para Clara—. No permitiré que te hagan daño.
—¿Qué información recibió tu amigo?
—Recibió un encargo de asesinato recientemente.
—¿Es para mí, verdad? —Clara sonrió irónicamente—. Hace mucho tiempo que me acostumb