—Señora, no te dejes llevar por pensamientos negativos. Jefe López llegará pronto. Esta es nuestra misión, y sin importar lo que ocurra, debemos protegerte.
—Gracias, doctora. Estoy agradecida por tu cuidado en estos meses.
En este momento, Clara pronunció estas palabras de manera inesperada, lo cual inquietó a la doctora.
—Señora, no te rindas. Lograremos escapar, lo aseguro.
—¿Escapar? ¿A dónde podríamos ir?
Clara levantó la mirada hacia el cielo oscuro y amenazante, sintiendo la lluvia fría golpear implacablemente su rostro.
—En realidad, sé que mi padre no tiene mucho tiempo. Ha sobrevivido hasta ahora gracias a dispositivos y medicamentos. Él ya no tiene el deseo de vivir.
—Señora...
—Doctora, solían decirme que era como un sol radiante, irradiando un resplandor deslumbrante. Pero luego, ese resplandor en mí se apagó poco a poco. Estuve envuelta en la oscuridad y caminé por el fango durante mucho tiempo.
—En ese entonces, me arrastré y luché sin sentido, sin rendirme, sin aceptar