Oliver
Me sirvo una taza de café, mientras observo a María, es tan rápida preparando las cosas que me canso con solo verla.
—¿Te hago huevos rancheros?
Tengo el estómago cerrado, y demasiado sueño, no he podido pegar ojo en toda la noche. Pero asiento, solo porque a ella me cuesta decirle que no quiero algo.
—¿Cassy tomará el desayuno en la habitación?
Arqueo una ceja. No puedo tomar decisiones por Cassy, tampoco me importa saber dónde va a desayunar esa niñata que me perturba por la noche, y que gracias a ella he amanecido más cansado de lo habitual.
—Deberías preguntarle al señor de la casa.
Ella pone los ojos en blanco y niega.
—Tú también lo eres, Oliver. Deberías dejar esa actitud, Alejandro y tú sois hermanos y debéis cuidar el uno del otro.
Ma