El fin de semana ha pasado demasiado deprisa, pero a su lado todo sucede de esta manera, el tiempo nunca es suficiente cuando estoy con él. Afortunadamente, hemos podido limar cualquier aspereza que había entre los dos, pero lo que más me ha llamado la atención ha sido su manera de actuar en estos días. Realmente no sé qué es lo que le sucede; ha estado como nervioso, pero no me ha querido decir que es lo que le está pasando. —Bueno guapo, te veo en cuatro días.— Le digo mientras me despido de él dentro del auto.
—Vale cariño, no te olvides de traerme los alfajores que tanto me gustan de Buenos Aires.— Me recuerda sonriente.
—Vale... ir allí me trae muchos recuerdos.— Le comento mirándolo fijamente y sonriéndole.
—A mi también... hace un poco más de seis meses te conocí allí.— Rebate y puedo