Bajamos de su auto el cual ha estacionado cerca de la playa, lo sigo sin tener la más mínima idea de que es lo que haremos ni a donde nos dirigimos, y extrañamente sujeta mi mano como si yo me fuera a escapar, cosa que creo que no es conveniente ya que alguien podría reconócelo y mal interpretar la situación. Lo suelto y al hacerlo él me mira confundido —¿Te molesta que te de la mano? — Cuestiona.