Cuando el teniente Meskhi llegó al sitio se quedó de una pieza, completamente desconcertado, el helicóptero yacía destrozado en el suelo y al parecer no habían sobrevivientes. Al lado del aparato estaba un cadáver y del otro lado se podían ver las botas de otro, y más allá del helicóptero estaba el cuerpo de un soldado y otro de un artillero, que se podía identificar por el casco.
Mando al sargento y a algunos soldados a que revisaran con cuidado los alrededores de la aeronave y a otros a revisar los contornos para ver si encontraban algo que indicara lo que había sucedido allí. No traía expertos en el pelotón, pero algunos de ellos eran buenos rastreadores y podían seguir un rastro sin ninguna dificultad.
Al poco rato regresó el sargento diciéndole que el helicóptero presentaba numerosos impactos de bala en los costados y que todos habían muerto por un certero disparo en sus cabezas. Lo que quería decir que el prófugo disfrutaba de una magnífica puntería, lo que lo calificaba como un