Una semana después
Me quedo admirando desde el balcón de nuestra habitación el hermoso paisaje conformado por enormes castillos medievales construidos en ladrillo rojo y la espesa vegetación que los circunda. Hace una semana que llegamos a esta maravillosa ciudad. Siena está ubicada en pleno corazón de la Toscana, al sur de Florencia y al este del pequeño macizo de las colinas metalíferas.
―El desayuno está listo, mia bella principessa ―susurra Massimo al pie de mi oreja. Me abraza desde la espalda y deja caer su mentón sobre mi hombro―. ¿Te gusta mi regalo de bodas, cariño? ―pregunta en un tono emocionado―. Desde que te conocí quise traerte a este lugar, mostrarte lo hermosa que es mi ciudad natal.
Me doy la vuelta y cerco su cuello con mis brazos.
―Me encanta, cielo ―me alzo sobre las puntas de mis pies y alcanzo sus labios para dejar un beso casto y suave―, aunque fue muy repentino el viaje, me fascina que me hayas traído a este lugar tan sorprendente.
Me levanta del suelo y comienz