Lo vi ingresar a la casa, me dejó viendo un chispero. No sé si llorar o sentirme feliz; llorar porque no podré darle celos, así se muerda el codo no va a realizarme una escena de esas. Debía ser más inteligente, por ahora no podía descartar el salir con mis amigos.
Y feliz porque muy en el fondo me alegra que a pesar de esta separación seguimos conociéndonos como si fuéramos uno solo. —ingresé a la casa, con la frente en alto, él me reparó de pies a cabeza, le picaba la lengua por hablarme. Como estaba enojada con todos, me fui a la cocina a buscar mis medicinas, saqué el agua de la nevera.
—¿Se te perdió algo?
Dije al verlo ingresar a la cocina. Esos preciosos ojos verdes me miraban, me guiñaron un ojo dejándome noqueada, menos mal tenía el vaso con agua pegado a la boca y fue el que se tragó el suspiro.
—Nada Bodoque, hace calor.
—Ajá.
Se acercó a mí y vi la cadena, a él le queda casi de gargantilla. Sentí algo en mi estómago al saber que la conservó. Se percató de mi mirada.
—Esper