23- La Rendición del Deseo.
Sarah salió del penthouse con un ritmo frenético, pero controlado. Le dijo a Gabriel que tenía una reunión urgente con el equipo legal de Centinela, que no podía ser pospuesta. Gabriel, inmerso en la revisión final del acuerdo de cohabitación con Aranda, no preguntó demasiado, satisfecho con que Sarah estuviera cuidando de sus negocios.
Pero el destino de Sarah no era una sala de juntas, sino la clínica privada de la doctora, Elena Garcia, una ginecóloga de confianza en las afueras de Madrid que valoraba la discreción.
El viaje en el taxi fue un tormento, ya que manejar le era imposible en ese momento. Sarah, que podía calcular el riesgo de una adquisición multimillonaria con los ojos cerrados, no podía controlar la incertidumbre de su propio cuerpo. La ambición había sido su escudo; ahora, su cuerpo era su mayor vulnerabilidad.
Un hijo. Un hijo en medio de una batalla de custodia con Camila, con un compromiso que apenas tenía 48 horas de ser público, y con el amor de un hombre que ya