Elizabeth
Al día siguiente, era el segundo aniversario de matrimonio, y Elizabeth se despertó con el corazón ansioso. Pese al constante distanciamiento, algo había cambiado entre ellos desde el intento de secuestro. John estaba más presente en casa, incluso con sus compromisos y viajes. Habían cenado juntos algunas veces e incluso conversado de banalidades, algo impensable meses antes.
Por eso, aquella mañana se levantó feliz, se puso un sencillo vestido negro de tela ligera y preparó el desayuno con el máximo cuidado, eligiendo todo lo que a él más le gustaba. Sabía que John apreciaba los nuevos sabores y, para ese día especial, probó una receta distinta a base de huevos, hierbas frescas y un pastel relleno con crema de limón.
A diferencia de otros días, no fue a la iglesia por la mañana. Quería servirle personalmente. A las siete en punto, John bajó, ajustándose la corbata mientras caminaba hacia el comedor. Se sorprendió al verla terminando de organizar la mesa.
— Buenos días, John