CAPÍTULO CIENTO TREINTA Y UNO
En la mesa solo quedaron los cuatro, ya que Marie Cox se había levantado para irse al jardín y fumarse un cigarrillo. La pobre mujer estaba harta y cansada de estar en ese ambiente que la ponía con los nervios de punta, ya que se notaba a leguas que la relación de Emily y Aiden se estiraba peor que un elástico, en el cual uno de los dos iba a soltar e iba a golpear la cara al otro.
Aun no sabía cuál de las dos cabezas duras y tercas iba a ganar esta pelea, ya que Emily insistía en guardar distancia de sus sentimientos y de sus deseos, contrario a Aiden que insistía en acercarse cada vez más a la que fue su mujer.
Marie sacó el encendedor y el fuego se extendió. Prendió el cigarrillo y luego lo inhaló llenando su boca y pulmones de aquel humo blanco, espeso y tóxico que le calmaba los nervios y luego exhaló. Sacó su celular de la cartera y llamó a su marido para darle las nuevas noticias, que sus nietos estaban pisando Australia.
Por otro lado, Emily, en l