CAPÍTULO CIENTO DIECISÉIS
Adele caminó por los pasillos de la casona hasta la sala de estar, buscando a Aiden, pero no lo encontró por ningún lugar. Arrugó sus cejas y vio que los mellizos ya no estaban sobre la alfombra, por lo que se dirigió a la habitación de los mellizos.
La alemana detuvo sus pasos cuando llegó al umbral de la puerta y vio que Ada ya estaba con su pijama y acomodada en su cama durmiendo con su oso de peluche y Elián también estaba en su cama durmiendo con la boca abierta, en tanto Aiden estaba sentado en la cama de este último, a quien miraba con adoración.
Una vez que Emily se fue a su habitación a empacar su ropa, supo que Adele iría hablar con ella, por lo que Aiden no desaprovecho el tiempo de ser papá y había decidido llevar a los mellizos a la habitación.
Los cargo uno a uno, les cambio de ropa poniéndole sus pijamas y los dejó en sus camas con sumo cuidado tratando de que no se despertaran, si no armarían un escándalo. Luego se sentó en la cama de Elian y