Ti amo mía piccola fata.
—Enzo Di Rossi —
Parece que Ethan leyeras mis pensamientos porque habla un tanto apesadumbrado.
-No sé si alegrarme o preocuparme, pobres papás.
-Espero que lo puedan ayudar- es lo único que digo y voy por mi chica para seguir un rato más bailando y luego llevarla a la sorpresa que le tengo preparada...
Ya son las doce y treinta, la fiesta está en su apogeo. Tomo la mano de mi fatina que seguía bailando con las chicas y le hago una seña. Nos hemos escapado de la fiesta sin que nadie lo notara. Estoy llevando a Alma a mi lugar favorito del museo y espero que a ella también le guste. Abro la puerta y no me he equivocado.
-Oh, el templo de Dendur, es realmente hermoso, Enzo.
-Sabía que te gustaría.
-¿Cómo me conoces eh?
-Mas de lo que imaginas...
Entramos al salón y nos recibe un cielo estrellado que se cuela por los cristales que circundan la sala. Mi fatina se mueve alrededor como pez en el agua y toca todo con mucho cuidado, hasta que nota la pequeña mesa que está en el centro