Entramos en mi camioneta y tomo su mano, como lo he hecho desde ayer, es como mi cable a tierra y me da seguridad. Luego de un viaje relajado escuchando música y los graznidos de mi piccola fata, llegamos al Museo. Nos bajamos y vuelvo a extender mi mano que ella toma con la misma seguridad del principio. Entramos al vestíbulo y nuevamente todo el mundo nos mira y me fascina ver la cara de la gente al reconocerla. Ella ha hecho una carrera ascendente en el teatro, pero sé que la reconocen por la saga de películas que ha hecho los dos últimos años. Cómo no estar orgulloso de la mujer en que se ha convertido, ella sonríe y asiente a las miradas curiosas y yo sólo me pavoneo de que ella quiera ser parte de esta vida que llevo. «¿Algún día deberás hacerla participe de toda tu vida Valente» algún día conciencia y espero que a ella no le importe y me quiera por igual «eso espero, Valente. Eso espero»
-¡Enzo!
-¿Si?
-Te estaba hablando.
-¡Oh! Mil perdones estaba pensando.
-¿También te pa