—Thomas Scott—
—Más gente desconocida—le dice Gala a Natalie, casi en un susurro, que cree que nadie escuchó, mientras entra el viejo Soré con su asistente o lo que sea.
—Suegro que bueno que volvió ¿Cómo salió todo?
—Oh, mi querido Adam. Todo perfecto, solo falta que mi pequeña Alma lo revise.
—¿Qué cosa abuelito?
—Ya lo verás mi pequeña fatina, ya lo verás.
—Mmm, esperaré con ansias, tú sabes que me encantan las sorpresas.
—No comas ansias.
—¿Y Enzo?— la cara de Alma se desfigura y yo no hayo nada mejor que esbozar una sonrisa de triunfo, que se cae en un dos por tres cuando mi gatita huraña me mira con cara de odio.
—Tuvo que hacer algunas cosas, abuelito, se me olvidó contarles que la bruja malvada del oeste hizo algunos problemas en el museo y al parecer Enzo la iba a denunciar a la policía y despedir.
—Ya estaba bueno, esa mujer ea un verdadero incordio y creo que Leonardo la podría reemplazar sin ningún problema.
—¿Leonardo?— preguntamos al unísono con Alma y Val. Ese