—Thomas Scott —
—Dime que esto es mentira, Thomas. Te prometo que te lo perdono todo, pero no me puedes hacer esto, ¡Yo te amo! — Los gritos desgarradores de Natalie llegaban a mis oídos como si de puñales se tratara, pero esto era lo mejor, no podía amarrarme a una relación que no tenía un buen destino y peor aun sabiendo todo lo que sé. Haber hablado con Dana y decirle lo que quería, había calmado a mis demonios y después de muchos años sentía paz, aunque ella no esté feliz con lo que le dije, yo había despertado de mi mal sueño y podía sentir que todo iría bien, pero mi paz duró poco porque se vio entorpecida por esta segunda confesión del día para terminar esta estúpida charada y desenmascararlos a todos…
Unos minutos antes…
—Mira Nat…—Justo cuando iba a comenzar a hablar sonó mi teléfono, saqué el aparato de mi bolsillo y esbocé una sonrisa— perdón a todos, pero es una llamada imposible de postergar.
—¡Thomas!— reclamó Natalie molesta, pero hice oídos sordos, necesitaba saber qué