Capítulo 2

Vuelvo a caminar por el comedor, siguiendo cada paso de mi madre para que de una forma u otra escuche mi pedido.

- Por favor mamá - La mencioné nuevamente por cuarta vez - Es el inicio de la fiesta escolar - Ella no me respondió nada por unos breves segundos.

- Ya te dije que no, Melissa – Me contestó de nuevo – No me fío para nada de ese tipo de fiestas, imagínate que te pueda pasar algo.

- Mamá – Me detuve frente a ella – Voy a ir con Anthony, Rebeca y su hermana, no me va a pasar nada estando con ellos – Agarré sus manos entre las mías, que estaban en su regazo. Por favor dame permiso.

- Melissa – Quitó sus manos de mi agarre y comenzó a limpiar el

mesa, que estaba con los platos que habíamos usado para cenar.

- Nancy - Le dije a mi madre por su nombre, mientras me cruzaba de brazos - Es mi fiesta de último año, los otros años me dejaste ir, ¿por qué no me dejas ir este año?

- Sí - Él asintió - Cuando fui contigo tenías 15 y las madres podíamos ir a ver que no hicieran alguna estupidez a la distancia, ahora tienes 17 y me pone nervioso que vayas a esas fiestas, Imagina que estás solo por un rato. momento y te hacen algo.

- Pero Rebeca y Anthony van – mencioné nuevamente a las personas con las que asistiría –

No me van a dejar solo durante la fiesta y si uno lo hace me quedaré con el otro -

Le dije, ya extendiendo la mano para suplicar - Por favor - Suspiró - Además, bien sabes que ya tenía mi vestido y tenía todo listo desde hace dos semanas.

Me di cuenta de que era momento de quedarme en silencio para no complicar las cosas o meter la pata y decir algo que no debía. Mi madre caminó hasta la cocina para dejar todo.

que quedó sobre la mesa mientras yo la seguía en silencio. En esos momentos me vinieron a la mente los posibles escenarios de cómo reaccionaría si no me dejaba ir y no eran nada agradables tanto para mi madre como para mí. Podría venirme un gran castigo de meses.

- Cómo te gusta complicarme las cosas Melissa - Volteó a verme sin nada en sus manos, así que se cruzó de brazos - Si alguna vez te dejo ir - Sonreí y él negó, así que inmediatamente borré esa sonrisa de mi rostro. - Si te doy permiso, quiero que me ayudes en la casa durante 4 semanas seguidas y tienes que tener en cuenta que este año es el último antes de asistir a la Universidad - Asentí en silencio - Entonces, acostúmbrate ir a fiestas y saber como debes comportarte, no creo que sea mala idea

- Ahora mi sonrisa ya se notaba demasiado por la respuesta que venía de su parte - Puedes irte.

- ¡Gracias Gracias! - La abracé, extasiado por el momento, a lo que ella me rodeó con sus brazos - Te amo.

- Sabes que yo también te amo - Se separó de mí y señaló al techo - Creo que es hora de que te vayas a arreglar, llegarás tarde - Asentí.

Antes de subir las largas escaleras que conducen al segundo piso le di a mi madre un fugaz beso en la mejilla, como muestra de agradecimiento por el permiso que me dio.

Al llegar al segundo piso, entré a mi habitación para ir rápidamente al baño y sacar de unos cajones mi plancha de pelo, para poder comenzar con mi alisado sencillo para la fiesta. Después de terminar de peinarme, fui a ponerme el vestido, que estaba en la parte superior de mi armario.

Una vez que lo tuve en mis manos aprecié por unos instantes el vestido negro. En la parte superior donde se unen el busto y la cintura, tenía una delicada forma de corazón, y en la parte inferior de la falda era algo pequeña, con una altura de nueve dedos por encima de mi rodilla.

Para terminar, abrí mi armario y tomé una caja donde estaban mis tacones color negro. Agarré mi neceser de maquillaje y procedí a maquillarme con la mayor calma posible para no excederme y parecer un payaso.

Una vez que terminé todo, tomé mi teléfono celular que había sido

vibrando constantemente durante unos minutos debido a nuevos mensajes.

“Ya estamos abajo” – Rebeca 9:12 pm

"Anthony solo me está tirando para que ya toque tu puerta, pero no soy tonta, si lo hacemos tu mamá se va a empezar a arrepentir y neh" - Rebeca 9:18 pm

“BAJA YA” – Rebeca 9:22 p.m.

Me reí mientras leía los mensajes, imaginando la escena que debieron causar afuera de mi casa.

"Vamos a ponernos el labial, voy rápido al baño y bajo, no me tomará mucho :)" - Melissa 9:23 pm

Durante mis casi tres años de secundaria comencé a dejar atrás el enamoramiento que tenía con Anthony. Ahora a sus 21 años ha dejado atrás todas las cosas infantiles de salir con cada chica que conoce, por lo que ahora tiende a pasar más tiempo con nosotras, lo que para mí me ayuda mucho con mi mamá, quien conoce a Anthony desde que él Era pequeño y de alguna manera u otra eso le da confianza cuando salgo a fiestas o comidas.

Una vez lista, agarré mi bolso y lo colgué en mi hombro mientras bajaba las escaleras donde me esperaba mi madre.

- Ya llegaron por mí mamá - le dije cuando estaba frente a ella.

- Que hermosa te ves Melissita - Me sonrió y yo se lo devolví - Mucha suerte para ti, recuerda no aceptar bebidas de extraños y por favor cuídate mucho. Se acercó a abrazarme fugazmente.

- No aceptaré nada de nadie, mamá, no te preocupes - Caminé hasta la puerta principal y la abrí a medias - Vuelvo en un ratito, te amo.

Salí de mi casa después de darle mi última sonrisa a mi madre y me encontré con los rostros sonrientes de Anthony y Rebeca.

- Hola – Los saludé alegremente mientras caminaba hacia ellos - ¿Nos vamos? - Ellos estan de acuerdo.

- Te ves hermosa - Mencionó Rebeca mientras me abrazaba efusivamente - Lo vamos a hacer, pásala increíble - Me reí y asentí.

Me volví para ver a Anthony, que en ese momento se veía demasiado bien. Me sonrojé levemente cuando noté que había estado mirándome desde que salí de mi casa.

- Oh - Se sonrojó al darse cuenta que yo le devolvía la mirada, a lo que yo solo me reí - Lo siento

y también estoy de acuerdo con Rebeca, te ves hermosa pequeña - Se acercó un poco más a mí y sonrió

hacia mí - Y siempre lo has sido - Le sonreí.

- Gracias Anthony, digo lo mismo – Conforme pasaban los segundos, Rebeca tosía detrás de él.

- Vámonos - Iba a subirse al asiento del copiloto, pero Anthony la detuvo - ¡Oye!

- ¡Si no te das prisa y enciendes el auto, yo conduzco y te dejo aquí! - Le gritó y ambos nos reímos.

Me subí al asiento del copiloto, mientras él se sentaba a mi lado - Puso la llave

Entré y encendí el auto.

- ¿Conoces a Anthony querido? - Le dijo Rebeca con una voz más aguda de lo normal -

Espero de todo corazón que te enfermes con un estómago tan feo y no puedas salir de tu casa por un mes - Miré por la ventana para que no notaran la sonrisa que tenía en los labios.

- Hermosa e ingenua Beca - Respondo a esta con voz igualmente aguda - Lo espero con toda el alma

que te decepcionó durante un mes entero, querida - Le guiñó un ojo y Rebecca solo le sacó la lengua.

hacia él.

Rebeca y Anthony son primos y la razón por la que me llevo tan bien con ellos. Mientras crecía, Anthony era quien cuidaba de Beca, por lo que los dos se aman como hermanos y se resienten como tales.

Empecé a mirar por la ventana. Los árboles pasaron rápidamente por el movimiento que mantenía el auto rumbo a la casa donde sería la fiesta.

Anthony estacionó detrás de una camioneta, al mismo tiempo mis oídos comenzaron a escuchar música proveniente de una casa que estaba a unos metros de donde estábamos.

- Ya llegamos señoras – dijo Anthony mientras se desabrochaba el cinturón de seguridad y apagaba el auto. Asentimos y fuimos a abrir la puerta de nuestra derecha - Deténganse enanos, si alguno de ustedes se siente mal, busque a uno de nosotros para llevarnos.

- Volviste a asentir - Bueno, divirtámonos - Nos sonrió para luego bajar del auto y esperarnos afuera.

Bajamos del auto y Beca rápidamente me agarró la mano.

- Hoy vamos a ir en busca de los chicos guapos, nena - Me dijo y yo solo me limité a reír.

- Oye, ¿y tu hermana? - Levanté un poco la voz por la música cuando estaba dentro de la casa.

- Llegó más temprano con un amigo - Se encogió de hombros y me llevó al bar - Dos tragos de tequila por favor - Le pidió una beca al chico que estaba allí - Él solo asintió.

- ¿Dos? - Preguntó.

- Rebeca - le dije seriamente - No voy a beber - Ella simplemente lo negó y me sonrió.

- Por favor Melish, sólo una – Se rió – Diviértete, es la primera fiesta del año, empecemos bien.

Agarré el vaso con mi mano derecha y la miré seriamente - Sólo uno - le dije y ella asintió conmovida.

- Vamos, tomemoslo para salir a bailar - Vi como se lo bebía de un trago.

- Hazlo, te gustará - Cerré los ojos e hice lo mismo.

Sentí como si un líquido me quemara la garganta, así que tosí.

- ¡Excelente! Ahora vámonos – Me jaló con unos chicos que estaban sentados en la sala de dicho lugar – ¡Oye! - Los cuatro voltearon a mirarnos - ¿Quieres bailar? - Asintieron ante el pedido de Beca y se levantaron.

Cuando estábamos los cuatro en la pista comenzamos a bailar y reír con los pasos que dos de ellos comenzaron a hacer al ritmo de la música.

La melodía de Ivory de Tez Cadey resonó en mis oídos, por lo que comencé a moverme al ritmo de la música, que en ese momento endulzaba mis sentidos.

- ¡Benjamín! - le gritó Beca al joven que estaba a mi lado - ¿Ya conocías a Melissa?

- Le sonreí y él negó sonriendo.

- No, no había tenido el placer de hacerlo - Me tomó de la mano y me hizo caminar en mi lugar - ¡Encantado de conocerte! Mi nombre es Benjamin.

- El placer es mío - reí, a lo que pude ver su bellísima sonrisa.

- ¡Hagamos más disparos! - Los 4 chicos se rieron ante la efusividad de Rebeca y asintieron, siguiéndola junto conmigo a un lado de ellos.

Cuando regresé y vi a los otros tres que estaban con nosotros en ese momento, pude reconocerlos por estar en nuestra clase. Eran la pelota popular en el salón por ser capitanes de un deporte diferente en la escuela.

De regreso al bar Rebeca pidió 6 tragos, a lo que se giró para mirarme y yo le negué con la cabeza. No iba a aguantar más. Me senté en un banco y miré como los 4 comenzaban a beberlo como si fuera agua, así que sonreí y negué.

- Ellos están locos.

- Sí, amigos míos - El chico misterioso me sonrió sin mostrar los dientes - Soy Melissa, un placer - Le extendí el brazo para que nos diéramos la mano.

Durante unos segundos - que parecieron una eternidad - me miró con gran atención sin apartar jamás su mirada de la mía, hasta que finalmente decidió levantar su brazo y unir nuestras manos en un cálido apretón.

- Dominic - Levantó mi mano hasta la altura de sus labios para darme un pequeño y casto beso en mi mano - Y créeme, el placer siempre ha sido todo mío Melissa.

- Perdón por la pregunta – mencioné al escuchar su respuesta - ¿Nos conocemos de algún lado?

Sus manos descansaban dentro de los bolsillos de su pantalón, mientras seguía mirándome muy atentamente.

- No sabré del todo si te agradaría mi respuesta, pero ¿hubieras querido conocerme? Fruncí el ceño.

- Eso no es una respuesta, hiciste una pregunta que yo te hice - Él sonrió y asintió.

- Por supuesto que sí - Se giró para mirar la barra y le habló al chico que estaba detrás de él con un gesto para que se acercara a donde estábamos - ¿Puedes servirme un whisky con hielo?

- No tenemos Whisky, solo tequila o vodka - Se cruzó de brazos esperando la respuesta de Dominic.

- Bueno, será mejor que vayas a buscar uno – Se acercó a la barra y la miró seriamente sin pestañear – Se me antoja un whisky con hielo y eso es lo que me vas a dar, ¿escuchaste?

Abrí los ojos sorprendida al escuchar lo profunda que se volvió su voz en ese momento y miré al chico, que estaba en silencio frente a nosotros.

- Sí, ya vuelvo – Giró hacia su izquierda y desapareció de nuestra vista mientras entraba a la cocina.

- No tenías que ser tan mandona, si no tuvieran lo que querías habrías pedido otra cosa – Me crucé de brazos.

- Es una fiesta que pagamos tanto tú como yo - Señaló la pulsera fosforescente que estaba en mi muñeca. Nos ofrecieron ciertos tipos de bebidas alcohólicas y el whisky fue una de ellas.

Decidí no contestarle y agarré mi bolso para poder sacar mi celular y ver si tenía alguna llamada o mensaje de mis amigos o de mi mamá.

- ¿Te enojaste o algo así? - Pude percibir un tono un tanto burlón en su voz - Vamos, no te enojes, solo respondí lo que me dijiste, ¿no querías que hiciera eso?

- No estoy enojado y claramente no respondiste lo que te pregunté hace unos minutos.

Dejé de hablar cuando vi que le habían traído la bebida que había pedido previamente, a la que con mucho gusto tomó un sorbo.

- Ya que te veo muy contento con tu bebida - Me levanté del banco en el que estaba - Creo que iré con mis amigos - Giré para mirar la pista donde ahora, aparte de Rebeca y los cuatro niños, estaban Antonio y dos amigos.

- ¿No quieres preguntarme algo más? - Apoyó su espalda en la barra mientras tomaba otro sorbo de la bebida y me retaba con la mirada.

¿Volverías a responder mis dudas con otras preguntas? Se encogió de hombros.

- Si me place lo haré, si no, te responderé con mucho gusto – Resoplé ante su respuesta y me crucé de brazos aún parada frente a él.

- Ahora no sé si fue un placer conocerte - Se rió y dejó el vaso con la bebida casi terminada a un lado, para luego acercarse peligrosamente a mí.

- ¿Seguro? - Tuve que mirar hacia arriba debido a mi altura para que nuestra

los ojos podían encontrarse.

- Sí, estoy seguro – respondí sin dudarlo.

Dio otro paso adelante, por lo que nuestros cuerpos estaban demasiado cerca. Su mano derecha se acercó a mi cintura, deteniéndose por un momento en ese lugar de mi cuerpo, mientras se inclinaba para poder tener su boca al nivel de mi oreja.

- No, no lo eres - Suspiró y una corriente eléctrica recorrió todo mi cuerpo - Hay personas que se fueron de nuestras vidas y siempre las recordaremos, pero en este caso Melissa, vine para quedarme.

- ¿De qué estás hablando? - susurré y él se separó de mí junto con el agarre que tenía en mi cintura.

- Esa es mi respuesta a tu pregunta.

- No entendí lo que querías decir con lo que me acabas de decir, Dominic.

- Pero lo harás - Me sonrió levemente - Nos veremos muy pronto, hasta luego princesita.

Luego de mencionar lo último caminó hacia la salida de la casa donde desapareció por completo de mi vista.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo