Alexis:
Hasta hace poco, la isla era el lugar más seguro para ella, pero ya no lo es.
Ahora mis enemigos saben que existe y que es mi talón de Aquiles, por eso necesito que esté conmigo donde pueda protegerla.
Se lame los labios y sigo con la mirada el camino que recorre su delicada lengua rosa. Quiero envolver su pelo abundante alrededor de mi mano y llevar su cabeza hasta mi entrepierna, pero consigo reprimir el deseo.
Habrá tiempo de sobra para eso cuando estemos en un lugar más seguro y menos público.
—¿Hablaste con mi padre? ¿ Llegaron a algún acuerdo?—Sus ojos son grandes e ingenuos cuando me mira, pero oigo el ligero deje desafiante en su tono de voz. Me está poniendo a prueba, tantea los límites de esta nueva etapa de nuestra relación.
—No —Se me agranda la sonrisa y me estiro para ponerle un mechón de pelo detrás de la oreja.
Me mira fijamente sin parpadear —No tuve tiempo —digo n voz baja.
— Me gustaría poder llamarlos.
—Muy bien, podrás hacerlo cuando lleguemos. —Le