Mundo ficciónIniciar sesiónMi móvil vibró sobre la mesa y cuando lo cogí, vi que era un mensaje de Diogo. Acababa de llegar a casa, pero decía que había ido directamente a la cobertura porque le dolía la cabeza.
No pude evitarlo y escribí rápido, preocupada:
—Toma un medicamento y descansa, nada de trabajar hasta que pase el dolor de cabeza.
Él respondió casi al instante con un emoji sonriente y otro de corazón.
—Lo haré, sí.
Sonreí sola, pero la tranquilidad duró poco. El resto del día pasó lento y por la noche casi no pude dormir bien. Lo que Enrique había dicho seguía dando vueltas en mi cabeza, dejándome inquieta.
Martes, 1 de noviembre







