(Larissa)
La semana pasó volando, y ahora solo faltaba un mes y veinte días para el fin del contrato.
Sabía que tal vez ya estaba molestando un poco quedándome en casa de Catherine, pero ¿sinceramente? No quería ni pensar mucho en eso. Si tratara de alquilar cualquier otro lugar, Alessandro encontraría la manera de dejarme en la calle. Y como este apartamento está a nombre de Cathe, no puede hacer nada. Ni un pío. Espero.
Pero, aun tratando de seguir adelante, los recuerdos continuaban persiguiéndome. Principalmente esa discusión en su estudio... Cuando soltó, medio por impulso, que yo era de él. ¿Cómo que "de él"? ¿Desde cuándo cree que tiene ese derecho? ¿Solo él puede ser feliz, es eso? ¿Solo él puede amar y ser amado, y yo tengo que vivir a la sombra de su vida?
—¿En qué estás pensando tanto ahí? —Catherine preguntó, sentándose a mi lado en el sofá con una taza de té en la mano.
—En todo... —suspiré—. ¿Será que voy a lograr realmente librarme de Alessandro?
—¡Claro que sí, mu