187. De reacio a complaciente
Malcolm, ajeno a la dinámica emocional que se desarrollaba entre sus hijos adolescentes, se dirigió de inmediato a Eloy con la practicidad que había desarrollado durante años de supervivencia.
—Me da igual si tenemos mal olor para la joven —declaró sin rodeos—. Necesito que nos quites estos collares de restricción lo más pronto posible. ¿Tienes las herramientas y el conocimiento para hacerlo?
Eloy asintió, claramente emocionado por el desafío técnico.
—¡Por supuesto, por supuesto! Los collares de restricción son uno de mis proyectos favoritos. Son dispositivos fascinantes desde el punto de vista de la ingeniería, aunque moralmente repugnantes en su aplicación, lo admito —dijo, alzando sus hombros mientras con una llave estaba apretando unos tornillos de un proyecto que por lo visto no había terminado o dejó por la mitad.
—¿Y qué hay de las tobilleras de esterilización? —preguntó Malcolm—. ¿Hay alguna forma de removerlas o de crear algún dispositivo que nos permita anularlas cuando quer