10. Interrogatorio en las alturas
El rostro del Alfa se endureció aún más cuando comenzó a decir:
—¿Tienen Omegas escondidos en el monasterio? —preguntó Malcolm abruptamente, con un tono de voz cortante y distante—. No me interesa si ese par de mocosos que mentiste diciendo que eran tus aprendices son tus hijos. Me importa muy poco la vida privada de una druida de baja categoría como tú y todos los que viven en este lugar —continuó mientras recorría el espacio con mirada escrutadora.
—Solo quiero saber si hay Omegas ocultándose bajo estas paredes y muros de piedra —continuó—. Si me dices la verdad, no serás castigada, te recompensaré y no le sucederá nada a este lugar. Pero si me mientes... —hizo una pausa calculada—, revisaremos todo, y si encuentro a alguno de los rebeldes, tú serás la primera en ir a ejecución por mentirle a un Alfa de Altocúmulo. Esos mocosos que tanto proteges se quedarán huérfanos y este monasterio lo demoleremos. ¿Comprendes?
Para enfatizar su amenaza, Malcolm sujetó con fuerza la túnica de Jose