¿Será que Josephine es más especial de lo que piensa? ¡Eso lo sabremos en los proximos capitulooos! gracias por leer, comentar y darle me gusta a los capitulos :D
AL DIA SIGUIENTELa mañana llegó y los tenues rayos de sol que entraban a través de las cortinas desgastadas, lograron despertar a Josephine. La rubia se sobresaltó al darse cuenta de que se había quedado dormida en la silla, con la camisa de Zacary aún en su regazo. Al comprender eso, su cuello protestó con un dolor sordo cuando intentó enderezarse.—¡Por los dioses druidas! —murmuró, masajeándose los músculos tensos—. Me estoy haciendo muy vieja para dormir así. Ahora me duele todo —dijo, estirándose mientras movía su cuello tenso.Fue entonces que, el sonido de pasos apresurados en el pasillo anunció que los mellizos ya estaban despiertos y, juzgando por la intensidad de sus pisadas, amanecieron llenos de energía, no como ella que estaba toda atrofiada por dormir mal. Josephine apenas tuvo tiempo de doblar la camisa de Zacary y acomodarse el cabello antes de que los pequeños irrumpieran en la habitación.—¡Buenos días, mami! —exclamó Lyra, corriendo hacia la ventana de la alcoba cas
CASTILLO DE MALCOLM: GRAN BOSQUE - ALTOCÚMULOCuando apenas estaba amaneciendo, Malcolm abrió los ojos mientras el sol se asomaba débilmente entre las lujosas cortinas de terciopelo del aposento principal del castillo. Su cuerpo, acostumbrado a años de disciplina y entrenamiento, lo despertaba siempre a la misma hora, sin importar cuán tarde se hubiera acostado la noche anterior o cuánto deseara permanecer en cama, aunque realmente, él siempre quería salir huyendo de esa cama que compartía con su esposa.Con movimientos sigilosos para no despertar a Sarah, Malcolm comenzó a levantarse, apartando las sábanas de seda con cuidado. Sin embargo, a pesar de sus precauciones, Sarah se movió a su lado. Ella no dormía realmente, sino que aguardaba, atenta a cualquier movimiento de su esposo que ya conocía muy bien, después de todo, diez años de matrimonio no venían solos. Sus ojos verdes se abrieron de inmediato, fijos en la espalda de Malcolm.—¿A dónde vas tan temprano? —preguntó con un tono
Las primeras horas de la mañana transcurrieron rápidamente para Malcolm por lo ocupado que estaba. Primero se dirigió al Puesto de Vigilancia de Cima Dorada, donde los capitanes le informaron que los fugitivos Omega habían sido correctamente trasladados al Distrito de las Sombras, ese viaje duraba dos días, por lo que ya hoy Gael y sus seguidores debían estar bajo tierra en su ciudad de desterrados donde nunca veían la luz del sol. En cambio, el druida de Tierras Bajas, ese que intentó culpar a Josephine y el que ayudó a esconder a su hermano y otros dos Omegas más dentro del monasterio, presentaba un informe más complicado.—El druida escapó durante el traslado, milord Alfa —explicó el capitán, evitando su mirada—. Creemos que tuvo ayuda interna, no sabemos si fue del monasterio directamente o usó su magia para confundir a los Alfas y escapar de la ejecución, incluso sospechamos que los Omegas están inmiscuidos en su huida. En este momento lo están buscando.Malcolm frunció el ceño. S
La mujer asintió, empaquetando todo con cuidado en cajas elegantes y bolsas resistentes. La suma total era considerable, incluso para alguien de su posición, pero Malcolm apenas parpadeó al entregar las monedas de oro como si fueran simples monedas de cobre. El valor de ver la sorpresa en los rostros de Josephine y los niños no tenía precio para él, además ya tendría una buena excusa para que la Druida “pagara” todo eso.Los encargados de la tienda cargaron todo en Luna, que resopló bajo el peso adicional. El sol ya estaba alto en el cielo cuando finalmente terminó sus compras, él vio el reloj mecánico en la torre principal de Aurocanto, y anunciaban la 1:30 de la tarde. A pesar de que había pasado toda la mañana ocupado, su mente nunca se había apartado de la casa del bosque, Josephine y los cachorros. Cada decisión, cada elección de color o tela, había sido hecha pensando en ellos.Con un sentimiento de emoción que no recordaba haber experimentado en años, Malcolm espoleó a Luna hac
«Narra Josephine»No pude controlar el temblor de mis manos mientras Malcolm deslizaba el anillo en mi dedo. No temblaba por nerviosismo o porque me arrepintiera, temblaba por miedo. Porque allí en los Dominios Elevados, donde solo vivía la élite de los Alfas, amar a quien no debías podía llevarte a la muerte.—La luna y las estrellas son testigos de esta unión —dijo Malcolm, y noté cómo su voz, normalmente firme, también temblaba—. Yo, Malcolm I McTavish, te tomo como mi esposa y compañera de vida, a ti, Josie.Ambos sonreímos cuando me llamó "Josie". Un pequeño momento de complicidad en medio del peligro.—Josephine Fletcher... —susurré, diciéndole mi nombre completo.Malcolm sonrió, mirándome con esos ojos grises azulados que tanto me gustaban, diciendo:—Te tomo como mi esposa y compañera de vida, Josephine Fletcher…En ese momento, nos encontrábamos en una pequeña cabaña abandonada en el borde del "Gran Bosque" que apenas era visible en la oscuridad. Pero dentro de la cabaña, las
«Narra Josephine»Malcolm se tensó mirando hacia la ventana, pude ver cómo su cuerpo ya estaba listo para transformarse y protegerme. Contuvo la respiración, agudizando sus sentidos de Alfa, pero luego, pude ver cómo sus hombros se relajaron y dejó de tener el ceño fruncido.—Solo es un animal —susurró tras unos segundos eternos.Exhalé, pero el miedo no me abandonó. ¿Cómo podría? Estaba a punto de huir con el hijo del segundo hombre más poderoso del reino, un Alfa prometido a la hija de la manada Silvercliff. En el reino había tres familias Alfas poderosas: la familia real, que era la manada Lycanburg, luego estaban los McTavish y seguían los Silvercliff. Malcolm estaba comprometido con la hija de los Silvercliff desde que tenía memoria, ya que esa unión sellaría el control absoluto sobre las minas de aerolita y, con ellas, el poder sobre todos los Dominios Elevados que eran donde vivían los poderosos.Y yo, ¿quién era yo? Una druida huérfana, talentosa sí, pero nacida en las Tierras
ONCE AÑOS DESPUÉSTIERRAS BAJAS: DISTRITO CORONA DE NIEBLA«Narración general»—¡Zacary, no te alejes tanto! —llamó Josephine al ver cómo su hijo de diez años se adelantaba corriendo—. Lyra, cariño, ¿podrías vigilar a tu hermano?—Sí, mami —respondió la niña mirando a su madre—. ¡Zacary! —gritó Lyra—. ¡No te alejes demasiado!—¡Cállate, Lyra, tú no me das órdenes! —replicó el pequeño a su hermana melliza.—¡Zacary! —exclamó Josephine, y bastó con ese tono para que su niño se encogiera de hombros, redujera el paso y esperara a su hermana y a su madre.—Mami, déjame ayudarte con la tinaja, sabes que puedo —pidió Zacary, extendiendo sus brazos hacia el pesado recipiente que su madre cargaba.—No, mi amor, luego sospecharían... recuerda, un niño de diez años no debería poder cargar algo tan pesado. ¿Qué es lo que no deben saber los del pueblo?—No deben saber que soy un lobo, ya lo sé —respondió el pequeño poniendo los ojos en blanco, cansado de escuchar siempre la misma advertencia.—Exa
—Mamá, mira —Lyra señaló hacia el pozo que ya se divisaba en el claro—. Hay mucha gente hoy. ¿Por qué será? —preguntó la niña, quien llevaba un ramo de flores recogidas durante el camino, mientras Zacary blandía un palo que usaba como espada.—Es extraño... nunca está tan concurrido a esta hora —comentó Josephine, reacomodando la tinaja entre sus manos.Una pequeña multitud se agolpaba alrededor del pozo de piedra: principalmente mujeres y algunos niños, todos con cubos, cántaros y tinajas, esperando su turno. Josephine apretó inconscientemente los labios.—Quédense cerca de mí —murmuró—. Y recuerden...—Somos humanos, somos druidas en formación —recitó Zacary en voz baja, rodando los ojos con exasperación adolescente prematura—. Lo sabemos, mamá.Al instante recibió un golpe de su hermana en el brazo.—¡Volviste a rodar los ojos!—¡Lo hago sin pensar! —se defendió Zacary, encogiéndose de hombros.El niño no comprendía realmente el peligro. ¿Cómo podría? Josephine había ocultado mucha