147. Miradas que matan
Josephine suspiró con profundidad, colocando de forma instintiva una mano protectora sobre su vientre prominente, era grande, solo esperaba que fuera un niño o una niña nada más, no quería imaginarse si tenía otros mellizos o gemelos, serían entonces cuatro hijos.
—Es difícil de verdad no notarlo, sobre todo en estas últimas fechas —admitió con honestidad—. En especial la loba Marta y su pequeño pero vocal grupo de seguidoras. A veces siento con total claridad que, si las miradas pudieran matar de forma literal, yo ya estaría muerta del todo desde hace meses, no confío en esa manada de mujeres.
Marta era una loba de mediana edad, delgada y amargada de forma permanente, que llevaba catorce años exactos años en el Distrito por haber asesinado a toda la familia de su ex-esposo en un ataque de celos, ella era de la Isla flotante de Vaporaria, lo cual significaba que no era una lady, si no mas bien fue una trabajadora beta con conocimientos de industrias, y como era fuerte, ella había estab