―¡No! ―Chilló luchando para que la bajara. ―¡Auxilio! ―Pataleó sobre el hombro de Aluhe quien no dejaba de vociferar maldiciones.
―¡Cállate! ―Gritó estremeciéndola. ―No te soporto. ―Bufó furioso con él mismo. ―Eres patética, mujer, patética. ―Eso la hizo sentir mal, justo las palabras que le dijo s