Narra Alessandra
Lo llamé mi novio.
Bueno, es lo que quiero.
¿Él lo querrá? No le pregunté antes de decirlo.
Tampoco lo negó y dijo, mi preciosa novia, ¿Se estaba burlando?
¡Ah!
Alessandra: Izan, yo... este...
Estoy nerviosa, ¿Qué se supone que haga si me dice que no quiere?
No podría volver a mirarlo.
Izan: ¿Quisiste decir lo que dijiste?
¿Que si quería? Joder, me moría por hacerle saber al mundo que es mío y no entiendo de dónde salió ese sentimiento posesivo.
Mío, esa palabra hace bombear más rápido a mi corazón, un escalofrío me recorre la columna y una incomodidad desconocida se instala en mi entrepierna.
Alessandra: ¿Tú quieres?
Izan: Joder, preciosa, sí.
Alessandra: Menos mal, porque estaba considerando decirle a tu mamá que me cambie el nombre y me desaparezca donde no pueda volver a verte por la vergüenza.
Izan: ¿Segura que quieres que sea tu novio?
No me pasa desapercibido que dijo ser tu novio y no, ser mi novia.
Alessandra: Segurísima.
Izan: ¿Y cómo te hace