Narra Izan
Alessandra: Es... hermosa.
Nunca habían dicho eso de mi polla, pero no me molesta en lo absoluto viniendo de ella.
Izan: Y tuya.
Recalcó eso, necesito que sepa que siempre lo será, desde el momento que me aceptó, soy suyo en cuerpo, corazón y alma.
Nadie podría reemplazarla, ni siquiera llegar a igualarla, la vida no tendría sentido sin ella.
Alessandra: ¿Puedo tocarla?
Puta madre, puedes hacer lo que quieras con ella, eso quiero decirle, pero lo que digo es:
Izan: Sí preciosa.
Se acerca más a mí en la cama, me senté apoyado en el respaldo con las piernas estiradas cuando termine de bajarme el pantalón y el bóxer.
No quiero que se asuste y si eso significa romperme las muelas, para que cuando se acerque no intente que sus labios me rocen la polla, que así sea.
Pone su pequeña mano rodeando el ancho y con curiosidad hace hacia abajo y después hacia arriba y unas gotas de pre semen salen de la punta.
La desparrama por la cabeza con el pulgar y se lo chupa cuando ter