De repente, un hombre aparece corriendo desde el otro extremo del muelle, su rostro marcado por la urgencia.
—¡Señor!—grita—. ¡Los Caruso y los Toscano están peleando en el este del puerto! ¡Alguien más los está enfrentando!.
El silencio cae por un instante. Artem y Alaric se miran, procesando lo