—Estás loco... —murmuro, temblando.
—Lo sé, nena —responde con un deje de satisfacción mientras acerca el vaso a mis labios—. Ahora, bebe un poco de agua. Te ves sedienta.
Lo miro con ojos afilados, cada célula de mi cuerpo buscando una forma de resistir. Artem, notando mi intención, sonríe de lad