Llegué a casa y me di una ducha. Luego me eché en el sofá y procedí a servirme una copa. Debía relajarme antes de proceder. De pronto llegó aquel desenlace inevitable y accedí a marcar aquel número que estaba en la nota a mano que me había entregado Carok.
Oír aquella voz me devolvió la vida en ese momento.
— Bruck —Dijo ella, con algo de ansiedad en su voz— ¿Como estás?
— Preocupado —Respondí— No sabía nada de tí.
— ¿Y para qué querías saber de mí, si es que se puede saber?
Realmente lo sabía. Al mism