Capítulo 16

La siesta se había ido al diablo producto del percance con mi feminista millonaria y me di mi tercera ducha del día. Evka me la había chupado y aquello lo ameritaba, puesto que uno nunca sabía lo que podía llegar a ocurrir, yendo incluso más allá de mi tercer confrontamiento sexoso del día. No tenía ningunas malditas ganas de salir hacia el bar clandestino sanitario pero ahí estaba, haciendo un esfuerzo y tragandome otra maldita píldora roja para poder sobrevivir y así tener fuerzas y cumplir con mi trabajo que daba la impresión de que no se iba a terminar nunca. Me puse unos jeans negros ajustados y una chaqueta también negra y ajustada y acudí al estacionamiento. Ahí estaba Carok, así como confundido buscando algo.

— ¡Bruck! —Me dijo, en cuanto me vio— ¿Cómo estás?&n

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