Me estoy preparando para verme con Rose, aprovecho que Paolo está en la oficina para encontrarme con ella sin ningún problema. Me pongo unos pantalones y una chaqueta intentando ocultar los moretones que Paolo me dejó.
Bajo las escaleras con cuidado para asegurarme de que nadie me vea. Cuando llego a la puerta, observo que no hay nadie, así que corro rápidamente, pero veo de lejos a los guardaespaldas de Paolo que comienzan a perseguirme. Tomo el ascensor y antes de que lleguen, éste se cierra.
“Gracias, Dios”, llego al primer piso y salgo corriendo hasta llegar al lugar donde Rose y yo quedamos en vernos. Me siento en una mesa algo alejada y piso un mocaccino.
-Hola, Mia – alzo la vista y veo a una radiante Rose.
-¡Rose! Qué bueno verte – ella sonríe, pero veo cómo comienza a observar mis morados que se alcanzan a ver, así que rápidamente los tapo.
-No tienes necesidad de tapar algo que ya es notorio – dice Rose, haciendo que me encogiera de hombros.
-Paolo sigue pegándote, ¿ver