—¿Qué joven heredero no ha cometido locuras?
Pero una cosa era divertirse y otra muy distinta perderse en el juego.
Había cosas que Irina no podía decir directamente, especialmente sobre eventos que aún no ocurrían y de los que no tenía pruebas, así que solo le advirtió de manera sutil:
—En asuntos de mujeres, deberías tener cuidado. No abuses de tu experiencia menospreciando a las mujeres, podrías salir muy lastimado.
Jorge la miró confundido: —Mamá, ¿qué estás tratando de decirme?
Pero Irina no quiso insistir en el tema y cambió de conversación: —Hace unos días contacté con el doctor Oyarce. Dice que los ojos y la salud general de tu abuela han mejorado notablemente. Organiza tu tiempo, quiero visitar a tus abuelos.
El doctor Oyarce era el renombrado jefe de oftalmología del hospital del grupo Fernández y el médico de cabecera de Ximena desde hacía años. Irina había dejado instrucciones al hospital para que la contactaran en cuanto la anciana mostrara mejoría.
—Antes me dijiste que t