Capítulo 423
—¿Pagar? —los ojos de Sofía se movieron rígidamente —. ¿No se supone que siempre ha sido un cargo automático a la cuenta?

—Lo siento, la cuenta está congelada.

—¿Congelada? ¿Por qué?

—El titular la congeló voluntariamente.

Voluntariamente...

—¡Ja ja ja ja! ¡Mateo, eres demasiado cruel!

Después de más de un mes en el hospital, Sofía finalmente salió. Miraba el cielo brillante, las nubes blancas, como si hubiera vivido en otro mundo.

Mateo salió temprano ese día. Al subir al auto, instruyó al chofer: —A la mansión.

—Entendido, señor Ríos.

Durante el trayecto, mantuvo los ojos cerrados, hasta que escuchó el viento silbar junto a la ventana. Abrió los ojos. La noche ya había caído, con un ambiente denso y opresivo, como si una tormenta estuviera por desatarse.

Recordó la temporada de lluvias, esa sensación húmeda y sofocante, y frunció el ceño con disgusto.

El auto entró suavemente en la zona residencial. De repente, el chofer frenó bruscamente, provocando un chirrido.

Mateo se inclinó hac
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