Capítulo 363
La luz de la luna fluía como agua en la interminable noche.

Al día siguiente, a las nueve de la mañana, Manuel se despertó y fue a buscar a Paula. En la puerta vio a un joven con el pelo despeinado que claramente acababa de despertar y se disponía a marcharse.

Sus miradas se cruzaron. Manuel quedó completamente aturdido, mientras que el joven se mantuvo mucho más sereno. Este último hizo una leve inclinación de cabeza y un gesto pidiendo silencio, señalando hacia el interior: —Habla bajo, ella aún está durmiendo —dijo antes de marcharse.

Manuel se quedó paralizado en el pasillo durante treinta segundos antes de reaccionar: —¡Mierda! —¿Paula se había acostado con otro hombre en su hotel, en una habitación que él había reservado, justo frente a él y bajo sus propias narices?

Entró furioso a la habitación, intentando hacer ruido al cerrar la puerta, pero el excelente control de calidad del hotel frustró sus intentos: todas las puertas tenían sistema de cierre suave y silencioso. Frustrado
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