En menos de diez segundos, una gran cantidad de datos relacionados apareció en la pantalla.
Jenny gritó con todas sus fuerzas:
—¡Señor! ¡Señor! ¡Venga rápido, mire si son estos...!
El técnico se apresuró a sentarse frente a la computadora y después de algunas operaciones dijo:
—Efectivamente, hay un lote de datos que se está recuperando, pero no estoy seguro si son los que buscan. Que alguien lo verifique...
Lisa se acercó inmediatamente a la computadora, y el técnico se levantó para cederle el asiento.
Los minutos pasaban, y al ver que Lisa no decía nada, Jenny preguntó ansiosa:
—¡Di algo! ¿Cuántos datos se recuperaron?
—...Casi todos —respondió Lisa mordiendo su labio inferior, aunque sin mostrar demasiada alegría.
Jenny, al no confiar en esa respuesta ambigua, fue a verificar por sí misma y finalmente se tranquilizó:
—¡Gracias al cielo! ¡Recuperamos el noventa y nueve por ciento!
Mientras hablaba, tomó del brazo a Lucía:
—Todo gracias a ti, ¡sin ti habríamos estado llorando! Estos d