Al salir Jorge del restaurante, se cruzó con Mateo que venía a desayunar. Este último frunció el ceño. Discretamente recorrió el lugar con la mirada, sin encontrar a Lucía.
—Mi amor, ¿qué buscas? —preguntó Sofía, aunque ya sabía la respuesta.
Mateo desvió la mirada hacia ella: —No deberías haber insistido en venir con tu pierna lastimada.
—Aunque pueden llevar la comida a la habitación, ya estoy cansada de estar acostada. Quería salir a respirar aire fresco, si no siento que me voy a llenar de moho... —sacó la lengua juguetonamente.
Mateo respondió con un suave "mmm": —¿Qué quieres comer?
—Unas arepas y un café con leche, ¡gracias mi amor!
Al mediodía, Mateo buscó en los cuatro restaurantes de la isla sin ver a Lucía.
Por la tarde recorrió la playa, pero nada.
Ya de noche, vio a Paula en el restaurante de comida peruana, pero Lucía seguía sin aparecer.
Y lo más extraño era que después de verlo en la mañana, Jorge también había desaparecido.
¿Acaso Lucía y él... habían salido juntos?
Es