Había muchas más personas de las que imaginé en esta fiesta.
En cada rincón de la casa de Amélie habían personas que estaban desde peleando, bailando, riendo, llorando o besándose.
Le di una sonrisa a Adele.
— ¡Todo estará bien! — exclamé por encima de la música para que pudiera oírme.
Vi a Amélie acercarse a nosotros.
Se veía espectacular con un ajustado vestido azul.
— ¡Adam! — saludó ella dándome dos besos en cada mejilla como era costumbre — ¡Viniste!
— ¡Si! ¡Y traje a alguien! — dije sacando a Adele que se ocultaba detrás de mí.
Amélie la miró sorprendida.
— ¿Por qué la trajiste? ¡Ella es demasiado tímida para esta clase de fiestas!
— ¡Quiero que se libere, se expanda, deje de ser tímida y conozca el mundo real!
— Pues asegúrate de cuidarla porque aquí hay muchos chicos que no tienen tan buenas intenciones.
Giré a verla.
— Siempre la cuidaré.
Amélie se acercó a ella.
— ¡Hola, Adele!
Adele le sonrió.
— Hola, Amélie.
— ¿Te está gustando la fiesta?
— Pues a parte de la música que est