Capitulo 3 - El traje rojo

Amy llegó a su oficina y las miradas no se hicieron esperar y mucho menos la de los hombres era obvio que ese traje rojo no pasaba desapercibido y tampoco esa era la idea, de pronto el ser una mujer sola a esa edad era simplemente un imán, para los que estaban muy jóvenes ella era el símbolo de la experiencia, para los que estaban mayores ella era juventud y para aquellos de su edad era simplemente perfecta, Amy no tardaría en hacerse de amigos más que amigas era claro.

Esa misma tarde un hombre de unos 40 años un soltero empedernido buscado y deseado por muchas en el área llegaba para visitar unas oficinas que pensaba comprar, de hecho, había conversado con Amy por teléfono dos días antes cuando se comunicó con ella para hacer preguntas sobre algunas de las propiedades ya que un amigo le comentó que ella comenzaría a trabajar en esa oficina.

De pronto se abrió la puerta y estaba ahí Keith Roman, alto, varonil, con esa tes bronceada y ojos azules que casi hipnotizaban, brazos fuertes, perfil perfecto, cabello castaño claro ligeramente rizado, pero perfectamente peinado, traje dos piezas hecho a la medida sin corbata y con el primer botón abierto que simplemente le daba ese toque sexy que sabía muy bien a las mujeres les encantaba, era un hombre al que no mirar dos veces era casi un crimen simplemente perfecto por donde lo miraran de seguro hasta sus calzoncillos eran sexy sin importar el modelo.

Amy estaba totalmente envuelta en sus cosas y por ser ese su primer día en la oficina estaba organizando su escritorio así que fue la única que no notó su presencia cuando él entró, pero en cambio fue a la primera a la que él vio en especial ese escote que no pasó desapercibido ante su mirada.

Una de las chicas en la oficina se levantó apenas lo vio entrar diciendo de la forma más coqueta que pudo —Buenos días, señor Roman, pase por favor, dígame, ¿cómo le puedo ayudar?

—Tengo una cita con Amy Lynch —respondió el esperando que Amy fuera la chica de rojo con ese escote.

Cuando Amy escuchó su nombre levantó su cabeza y lo vio, no pudo evitar sonreír y se levantó de su silla después caminó hacia donde él se encontraba para recibirlo —Señor Roman, al fin nos conocemos en persona por favor pase, tome asiento, le pido disculpas es mi primer día en la oficina y recién me estoy organizando, pero tengo lista su carpeta así que si quiere le puedo mostrar las opciones aquí o si quiere podemos visitar los lugares que pienso se ajustan a lo que usted me dijo está buscando.

—Claro que si Amy, me encanta la idea de verlos personalmente —respondió Keith quien no podía quitarle los ojos de encima en realidad ese traje rojo lo tenía hipnotizado era una mujer sexy pero sofisticada, con personalidad y un escote hecho a la medida de sus gustos —Si lo deseas podemos ir en mi carro —dijo pensando todo lo que podría hacer con ella ese día.

—La verdad es que debo volver a la oficina si lo prefiere me puede seguir y así no le hago perder su tiempo —contestó Amy sin percatarse para nada de las segundas intenciones con las que Keith la miraba, tal vez porque su día no había sido fácil quien podría imaginar siquiera que acababa de firmar sus papeles de divorcio.

—Créame que el estar con una mujer así de guapa no es perder el tiempo y además si me gusta el lugar podría volver aquí y hacer una oferta de inmediato así que por favor vamos en mi carro mi chofer está afuera —insistió nuevamente sin evitar mirarla fijamente con ese modo de conquistador innato que siempre le daba Buenos resultados, aunque para su asombro Amy no lo notó.

—¿De verdad no le incomoda? —preguntó nuevamente hasta apenada por la situación.

—Claro que no, así en el camino me muestra las fotografías.

—Está bien, vamos entonces —respondió Amy mientras tomaba su bolso sin percatarse de como las otras mujeres que se estaban presentes reaccionaron frente a la situación.

Nada más ella salió y la agente que había recibido a Keith dijo —Esa mujer recién llegada y es apenas su primer día y viene con tremendo escote de seguro esa es su manera de firmar contratos —dijo sin poder ocultar la envidia y la rabia que sintió al ver que el famoso Keith Roman no le prestó a ella ni la más mínima atención.

Otra de las chicas que estaba ahí dijo —Vamos Tosha no seas así yo no veo que ella este haciendo nada malo además se ve que es una mujer muy guapa y que a Keith se le hayan ido los ojitos no creo que sea culpa de ella.

—Cathy, tú como siempre tan inocente a esa tal Amy se le nota lo corriente y vulgar desde lejos —respondió la mujer hasta enojada y de mala humor.

—Yo no lo creo, mejor deja de decir eso alguien te puede escuchar y no será bueno te lo aseguro.

—Como siempre una por decir la verdad se puede meter en problemas y esas que son arrastradas y quien sabe que demás se llevan las mejores comisiones.

—Alguien aquí esta celosa —respondió Cathy con una sonrisa en un tono burlón y rodando los ojos para ya no seguir con eso.

Al salir de la oficina el chofer esperaba a Keith con la puerta abierta del carro, era un hombre alto y fuerte tanto como Keith, vestido con un traje gris oscuro y corbata del mismo color camisa blanca parecía un guardia de seguridad privado, la verdad es que no podría estar despeinado ya que era completamente calvo  aunque Amy no podría decir si por fuerza o decisión, hombre muy serio que no diría una sola palabra a menos que se le preguntara ella pensó por un segundo «Me pregunto si alguna vez en su vida habrá reído, o si sabrá algún chiste»

—Muchas gracias, Robert —dijo Keith mientras el chofer sólo asentaba con la cabeza y cerraba la puerta de del carro.

Amy en el camino abrió su carpeta y comenzó a hablar de las oficinas, Keith había pensado rentar uno o dos pisos completos de algún edificio ya que quería instalar las oficinas de su periódico además de su nueva revista para la cual había estado trabajando desde hace varios meses, pero estaba buscando algo con el suficientemente espacio para tener a todo su personal en un mismo lugar así que la idea de comprar también le parecía bastante buena si llegaba a encontrar el lugar perfecto.

—Le puedo hacer una pregunta —dijo Amy mientras le mostraba las fotografías del lugar a las que Keith trataba de poner atención, pero se le era difícil viendo ese escote que mostraban que había probablemente unos senos como los que a él le gustaban no exagerados como de implante, pero naturalmente interesantes además de unas curvas en las cuales podría perderse sin problema.

—Por favor no me trates de usted creo que no soy tan viejo, ¿verdad? —respondió Keith con esa sonrisa que siempre le daba buenos resultados, pero para su desgracia veía que esta vez no tenía los efectos deseados.

Amy tal vez porque venía saliendo de su divorcio sólo unas horas antes o simplemente tal vez, aunque sin querer reconocerlo aún tenía sentimientos por aquel hombre al que alguna vez le dijo “Si… Acepto” y por eso no se daba cuenta de las insinuaciones de Keith así que sólo respondió —Muchas gracias, Keith, claro que no eres viejo lo que pasa es que quiero ser lo más profesional posible además eres mi primer cliente después de mucho tiempo fuera de este negocio.

—Está bien Amy, pero tenías una pregunta para mí.

—Si que deseas hacer con todo un piso en ese edificio.

—Lo quiero para las oficinas de mi periódico además de una nueva revista que pienso lanzar y el tener la imprenta cerca sería muy bueno para mí, por eso quiero ver mis opciones.

—Yo creo que los lugares que podremos visitar pueden entonces ser perfectos para lo que buscas además hay una opción que creo también podría servir y es la de un pequeño edificio de solo tres pisos pero que está completamente vacío y está a la venta.

—Algo me dice que junto a ti encontraré justo lo que estoy buscando —respondió Keith mientras le cerraba un ojo.

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