Capítulo 289: La Confesión de Reese

Cuando llegó el conductor asignado, Reese seguía borracha. Blake la ayudó a subir con cuidado al auto. No era pesada, pero se aferraba demasiado a su cuello, murmurando entre dientes.

Con el ceño ligeramente fruncido, Blake la acomodó en el asiento y le abrochó el cinturón. El conductor preguntó el destino.

Blake dudó un momento, luego se volvió hacia ella.

—¿Dónde vives? Te llevaré a casa.

—Yo… no quiero… ir a casa… No… —balbuceó Reese con los ojos apenas abiertos—. ¿Quién eres tú?

—Soy Blake. Estoy aquí para llevarte. ¿Cuál es tu dirección?

Al escuchar su nombre, Reese pareció relajarse. Su voz firme y tranquila la hizo sentir segura, y le dio obedientemente la dirección.

A Blake le tomó un par de intentos entenderla del todo, pero al final captó bien el lugar y se lo indicó al conductor.

Desde el retrovisor, el conductor comentó:

—Joven, su novia parece estar muy mal.

—No es mi novia —respondió Blake sin rodeos.

Para él, Reese era solo una colega, tal vez una amiga. Podía notar lo
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