Bianca se mordió el labio, sorprendida por lo rápido que todo se había salido de control. Estuvo a punto de decirle la verdad: que ya habían encontrado a Reese. Pero Dave le apretó suavemente la mano y negó con la cabeza, su expresión seria.
Ella entendió el mensaje y rápidamente cambió sus palabras.
—He estado intentando comunicarme con ella toda la mañana, pero su teléfono sigue apagado. He estado buscándola por toda la ciudad. Siento mucho que esto esté afectando al hotel.
—Bianca, el hotel puede esperar. Lo importante es encontrarla. ¿Dónde estás? Voy a verte.
Sus palabras la tomaron por sorpresa.
—Yo…
Si Blake aparecía, la descubriría enseguida. No le gustaba mentir. No era algo con lo que se sintiera cómoda.
Aunque Dave le había dicho que no le importaba ayudar a Blake en temas de negocios, Bianca sabía que era pura estrategia. No confiaba en él, y se notaba.
Respiró hondo y habló por el teléfono:
—Ya revisé los lugares cercanos, pero no encontré nada. Voy a ir al departamento d