13. Esposos de mentira
El grito que pega la señora Williams crea en Katherine la sensación de que no sabe si es buena idea, o fue buena idea, contarle la realidad. Meramente superficial, por supuesto. Sin embargo Katherine toma sus manos con fuerza y empieza a reír nerviosamente.
—¡Mamá! ¿No estás contenta por mí? ¿No lo estás?
—Contenta —casi balbucea la señora Williams y su cabello rubio incluso se le pone de punta—. Claro que sí, mi corazón. ¡Estoy muy contenta! ¡Estás casada ya!
Katherine la ciñe en un abrazo porque ver a su madre ha sido un gran anhelo desde hace meses. Estar lejos de ella es agotador y meláncolico. Tenerla en sus brazos la hace saber que está en buenas manos. Debe tranquilizarse y su madre lo logra.
—Él es John, mamá —Katherine se separa para dejar ver al sugerente hombre con porte galante que se divisa a su lado—. John O'connell.
—Señora, es un placer finalmente conocerla —las manos de su fingido pero real esposo atrapan la de su nueva suegra y sonríe con suavidad—. Kate me ha habla