49. Su esposa.
Katherine esnifa la nariz porque está roja de la impotencia. Traga saliva. Le trata de decir
las gracias a Matthew.
—No te preocupes, estoy bien. Pero si gustas…
—Señora, claro que sí —le responde Matthew—. Pero dígame, ¿Le sucede algo?
Katherine no sabe qué responder, niega de una vez.
—No, no. ¿Cómo crees? —se ríe, fingiendo no sentir esa impotencia dentro de su cuerpo—.
Es que necesitaba un poco de aire. Y no me gusta tanto los encierros —y comienza a dar
aspavientos con las manos para cesar la incomodidad. Nadie tiene que hacerse cargos de
sus problemas porque no es lo correcto. Sólo ella sabe qué es lo que siente. Y ahora…no
parece el mejor momento para conocer sus verdaderos sentimientos—. ¿Qué haces aquí,
Matthew? No me respondiste.
—Pues, el señor O'Connell siempre ha dejado que los
empleados asistan a las donaciones de caridad. Es bastante usual que usted llegue a ver a mis compañeros por aquí. Y si
acaso eso le disgusta…
—¡No! No, Matthew. No —Katherine parece