Capítulo treinta
Ironías de la vida27 de abril de 2018
Toco la puerta antes de entrar.
— ¡Rina! —Matteo Varone me atiende demasiado entusiasta. El chico se encuentra a unos metros de Calla, pero ambos se ven agitados. Puedo ver a Calla enrojecer avergonzada, lo cual indica que les he interrumpido—. ¡Qué bueno verte! Llevas días sin subir a cenar. ¿Sucede algo?— He estado ocupada —algo no incierto del todo. Simplemente, no me siento con ánimos de ver a nadie y mi apetito ha desaparecido repentinamente—. Quería hablar contigo —informo—, pero puedo volver luego…Es evidente que se encuentra ocupado.— No te preocupes —detiene mi retirada—, será un placer atenderte.— Os dejaré a solas —anuncia Calla. Le lanzo una mirada de disculpas, a lo cual ella sonríe; indicando que no hay problema. La muchacha se marcha de la habitación, no sin antes susurrarle un <<gracias>>.— Muy bien —mi primo me ofrece asiento—, tú dirás.— Primeramen