Capítulo treinta y uno
Jugarretas del destino5 de mayo de 2018
Expulso todo el contenido de mi estómago, mientras Bianca me sujeta el cabello, evitando que se ensucie.
Siendo hoy sábado —día de la cena especial—, mis tías me impidieron evadirlas y me obligaron a comer. Todo fue genial, hasta que me hicieron probar los raviolis —plato hecho por ellas—. Tuve que salir corriendo automáticamente después de tragar.Mi amiga me lleva hasta el grifo y me echa agua en el rostro. Mi aspecto es deplorable: mi piel está demasiado pálida y tiene un ligero tono verdoso.<< Quizá me envenenaron >>Cuando consigo recuperarme, ordeno que nadie pruebe los raviolis y posteriormente, que los tiren.<< Solo por si acaso >>Mis tías no dejan de disculparse y yo solo quiero mandarles a la mierda. Es